El lunes un empleado de un call center de France Telecom se arrojó desde un puente de la autopista en Alby-sur-Chéran. El hombre tenia 51 años, estaba casado y tenia dos hijos. En el coche dejó una carta dirigida a la esposa, atribuyendo su trágica elección al clima de terror que rige en la empresa transalpina.
No se trata de un caso aislado, a parte 12 intentos fallidos, con este suman 24 los suicidios entre trabajadores de France Telecom, desde mediado de 2008.
La compañía, ex monopolio publico, desde que en 1997 se volvió sociedad por acciones, y aun mas cuando en 2004 el capital privado se volvió mayoritario, ha padecido brutales transformaciones: los empleados viven bajo constante presión para ser mas productivos, sufren traslados continuos, se les asignan objetivos imposibles, padecen aislamiento y una fuerte devaluación de los cargos. En una época en que la evaluación individual ha roto con el esquema tradicional de negociación colectiva, y ha venido a menos la solidaridad entre trabajadores, la situación se ha precipitado en una guerra de todos contra todos.
En la dirección admiten que “no es posible exonerar completamente a la empresa” de los suicidios y los intentos de suicidio. Para los sindicatos la responsabilidad está clara: son “gestos innegablemente relacionados con el trabajo. El hecho de no terminar de encontrar un camino hacia un modelo eficiente y sostenible está creando confusión entre los trabajadores”, especialmente entre los más ancianos, contratados cuando France Telecom formaba parte del sector público.
En las cartas de despedida a la familia dejadas por algunos de los suicidas se encuentran frases como “surcharge de travail” y “management par la terreur”.
Jean-Michel, de 54 años, casado, con tres hijos, que se tiró al tren, dejó escrito: “no podía seguir en este infierno pasando horas delante de la pantalla como un títere”.
“En mi agencia somos 50 trabajadores, la mitad consumen antidepresivos. No hay que esperar que se suiciden otros colegas para hacer algo!” declara Alicia, quien trabaja en el servicio de quejas por Internet en la agencia de Val-de-Marne de France Telecom.
Este caso salió a la luz a raíz de que se conociera en los últimos meses una serie de suicidios que habían ocurrido en Renault, Peugeot y EDF. También en estos casos, la responsabilidad recayó en el empeoramiento de las condiciones de trabajo, en las presiones crecientes que la jerarquía ejercía en los trabajadores, fueran obreros o ingenieros, con tal de alcanzar los objetivos impuestos desde arriba y aumentar la productividad.
France Telecom se comprometió a no aplicar nuevas reestructuraciones en los próximos dos meses, y luego que? Cuantos mas tendrán que morir – en el trabajo, de hambre o victimas de las guerras del petróleo – para que entendamos que es cada día mas necesario buscar una alternativa al sistema capitalista neoliberal?
Sin dudas las encorbatadas pseudos-izquierdas europeas y americanas, que proponen un patrón de desarrollo idéntico al de la derecha, deberían de cargar estos muertos en sus conciencias. Si no hay alternativas es porque ellos abandonaron, por conveniencia y afán de poder, valores que consideraron obsoletos, para abrazar la doctrina única neoliberal.
Todos ellos, gobernantes, diputados, senadores y aspirantes pseudo-izquierdistas del mundo entero pueden hoy hacer suya la celebre frase de MiltonFriedman, padre del neo-liberalismo y tristemente premio Nobel de Economía en 1976:
“Soy un libertario con una “l” minúscula y un Republicano con una “R” mayúscula. Y soy un Republicano por cuestiones de conveniencia, no de principios.”
Solidaridad, Pacifismo, Justicia económica, Derechos Laborales, lemas que identificaban la izquierda de antaño, parecen pertenecer hoy a otro mundo, y si ese mundo existe, seguramente es mejor que el nuestro.