Un grupo de rusos, encabezado por el multimillonario magnate del níquel y del oro Mikhail Prokhorov, organizó el pasado jueves una exclusiva party a bordo de la legendaria nave de guerra Aurora, histórico símbolo de la Revolución Rusa de 1917, para celebrar el éxito del Forum Económico de San Petesburgo.
Mikhail Prokhorov, más allá de su distinguida fama de Don Juan, es el hombre mas rico del país y el numero 40 del mundo según la clasificación de Forbes entre los hombres mas ricos del planeta. Posee una fortuna estimada en 14 mil millones de euros (19.5 billones de dólares).
Los invitados a su fiesta, a parte de un ejército de showgirls, incluyen las principales personalidades económicas y políticas del país. Entre ellos la gobernadora de San Petesburgo, Valentina Matviyenko, el enviado presidencial Ilya Klebanov, y los magnates de la vodka y de la cerveza, Ilya Klebanov y Oleg Tinkov.
Como de costumbre, el exceso de alcohol (que ellos mismos producen) hace que algunos de los celebres participantes al party pierdan el control. Esta vez el resultado fue un baño colectivo de media noche en las aguas del río Neva (donde se encuentra estacionado el barco).
El inocente baño en las aguas -no exactamente cristalinas- del río, provoca la indignación de muchos ciudadanos, que expresan en varios periódicos locales su repudio por la ofensa a la históricamente gloriosa embarcación. Comprensible la decepción de los ciudadanos de San Petesburgo.
Varado en 1900, el Aurora, 126.8 metros de ancho y 16,8 de largo, armado con 40 cañones, tiene una larga y prestigiosa historia para la identidad nacional de este país. A las 9.45 del 25 de octubre de 1917, con un cañonazo, dio la señal para el asalto al antigua residencia de los Zares -el Palacio de Invierno- y marcó con eso nada mas que el inicio de la Revolución de Octubre. Durante la segunda guerra mundial fue dislocado cerca de Leningrado y peleó contra los nazis, que lo hundieron. En julio de 1944 fue recuperado y sus cañones utilizados en la defensa de la ciudad. Después de usarse como nave de entrenamientos para los cadetes de la nueva escuela naval soviética, en 1952 el Aurora se ha convertio en museo flotante.
Algunos lectores de los diarios se preguntan con resignación:
“¿La próxima vez los oligarcas organizaran su fiesta en el mausoleo a Lenin o al Hermitage?”
Por su parte el capitán de la embarcación comenta:
“Me llena de tristeza pensar que el Aurora se haya convertido en un Bar Flotante.”
En otros países lo sucedido seria suficiente a que los miembros del gobierno involucrados en el escándalo, fueran obligados a dejar su puesto; como ha pasado, por razones muy parecidas, en Alemania, Canadá o Israel. Pero esta es Rusia. (Si bien podría ser también la Italia de Berlusconi)
La Rusia de los nuevos zares, qua a diferencias de sus antiguos predecesores, en cuyas venas corría –supuestamente- sangre azul, en sus venas tienen billetes y monedas… (y alcohol, por supuesto).
Un país protagonista de una revolución llena de esperanzas, destrozadas en su encuentro con el estalinismo, que transformó el sueño en una dictatura centralizada. Un país cuyos ciudadanos, en 1991, decidieron dejar el estalinismo para abrazar el capitalismo. Con ello, en lugar del progreso, una vez mas, llegó una profunda radicalización de los desequilibrios sociales, un salto hacia atrás en el tiempo de unos centenares de años, que ha regresado el país a una economía de tipo feudal.
Pues, como sorprenderse que estos señores –feudales- no tengan respeto por los símbolos patrios, en fin… viven en el Medievo.
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