Apodada “l’Amelie Poulaine de la política” por algunos y “la Obama del centro-izquierda italiano” por otros, se llama Debora Serracchiani, es abogado, tiene 38 años, y es la nueva esperanza de una oposición que busca en Italia una voz nueva y unitaria.
Tras su cara redonda de niña, coleta y flequillo, esconde una personalidad fuerte y decidida, y todas las características que un líder político podría necesitar.
Ya secretaria del Partito Democrático (PD) de la ciudad de Udine, salto a la fama el 21 de marzo de este año con un discurso impactante y conmovedor a la Asamblea Nacional de los círculos del PD, reunión anual de las bases y dirigentes locales.
“Quiero decirle a mi Secretario (Dario Franceschini, Secretario Nacional del PD) unas cuantas cosas que según yo el debería de haber resaltado con mayor firmeza”
Empieza así su discurso, claro, sin retórica y sin temor a enfrentarse a los “Big” del PD:
“Yo creo que faltó en el partido un liderazgo entendido como herramienta para una línea política de síntesis, una línea política, que mas allá de la mediación necesaria en un partido grande como el nuestro, tiene que saber llegar a la síntesis. Y la síntesis ha faltado… Nunca una palabra clara, una línea definida, y sobretodo, una línea única!”
El 3 de abril, a tan sólo 10 días de la contienda, el mismo Franceschini anuncia la candidatura de Deborah a las elecciones europeas. Mas que una victoria, es un triunfo. La joven demócrata arrasa con los adversarios consiguiendo mas de 144 000 votos -mas que el mismísimo Umberto Bossi, Secretario Nacional de la Lega Nord, partido distinguido por una postura racista y xenófoba, y enrolado en la competencia como parte de la coalición de Berlusconi.
Mas allá del centralismo democrático de descendencia estalinista que emerge claramente de sus palabras, la simpática y brillante Serracchiani parece tener una clara idea sobre lo que un partido necesita para gobernar hoy en día en Italia, y en general, a las sociedades “democráticas” de la actualidad.
“La diversidad es la riqueza de nuestro partido, pero yo le pido a nuestro partido de aprender a votar, de aprender a tomar decisiones, si es necesario a mayoría, si es necesario también dejando a casa algunos. Tenemos que aprender a hablar unitariamente…. cuando hay una posición predominante al interno del partido, esta debe tener el justo reconocimiento!”
El publico aplaude incesantemente:
“Tenemos que superar protagonismos y personalismos, inventar una línea política nueva, dar paso a una nueva generación, no sólo de edad, sino de mentalidad”
Para cerrar plantea algunas de las que deberían de ser las líneas fundacionales del nuevo partido:
“No nos reconocemos en un país que deja la seguridad en manos de sheriffs despolitizados (véase Vigilantes fascistas listos para entrar en acción en Italia); que piensa que los inmigrantes son criminales; que no invierte en la escuela, universidad e investigación, que cree que la crisis se arregla por tomarla más alegremente, que invita a los médicos a denunciar a sus pacientes, que no cobra impuestos a los más ricos porque son pocos”
En vista del congreso, que se tendrá en octubre, en el cual se elegirá el nuevo secretario del PD, Franceschini volvio a presentar su candidatura declarando:
“Pensaba dejarle espacio a las nuevas generaciones. Pero he visto resurgir protagonismos y pleitos y entonces no puedo traicionarlos (los jóvenes y los que han creído en el nuevo partido). Por eso me candido, para no traicionarlos, para el futuro, para no dar un paso a tras… hacia los que estaban antes, mucho antes que yo.”
A la retórica del Secretario, Serracchiani replicó este sábado entre ovaciones, durante un discurso en Turín:
“Nosotros no necesitamos un jefe, ni un salvador, ni un mesías. Estas cosas déjenselas a los otros. Nosotros necesitamos un equipo. Una clase dirigente que no se conforme con sólo ganar el congreso, y que piense mas bien en gobernar, gobernar las regiones en 2010 y ganar las elecciones políticas en 2013!”
Con su carita de ángel y su habla sencilla y picante, la inteligente Deborah emociona las plateas, invocando sueños de húmeda y fresca política entre el electorado italiano y la clase pensante de Europa. Lo mismo sucedió a Obama, cuando durante 2004 pronunció en Chicago el ya legendario discurso que eventualmente le abriría paso a la Casa Blanca.
Sin embargo, otra cosa es gobernar un país y mantener las muchas promesas y los mismos principios. Con una pizca de optimismo (el centro-izquierda italiano necesita mucho y como dice Beppe Grillo -notorio cómico anticonformista genovés- hablando de Deborah: “Es como una misionaria viviendo en un burdel”), queremos pensar que los obscuros juegos de la politica y las intrigas de palacio no corromperán a esta joven prometedora, y mas que “la Obama” nos auguramos que ella sea por fin “la Amelie Poulaine de la politica italiana”. Rendez-vous a octubre, después del congreso…
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